lunes, 29 de enero de 2018

una y mil veces

“Cuéntame cómo pasó”
me pedías una y mil veces
con la voz medio quebrada

tú siempre mirabas dentro
yo solía hablar poco

miraba por la ventana
escudriñando pequeñas gotas
posadas en las hojas de los árboles

esas que se caen

y crujen cuando las pisan
chapotean en los charcos
son apartadas con un rastrillo
son apiladas en secos montones
como anónimas caídas
y se ahogan en el fango,
despedazadas, bajo las botas de lluvia

yo pensaba ¿qué será de las gotas
cuando esas hojas
no puedan contenerlas?

Me caí
me caí de un árbol
ya no estuve sostenida en brazos
de ese roble inamovible

-dejé de estar más cerca del cielo que del suelo-

como una hoja descolorida seca
me caí
no podía respirar
me sumí en el fango
me arrastraron
me barrieron del camino

me quebré como tu voz
cuando una bota oscura
me pisoteó

una y mil veces

domingo, 28 de enero de 2018

Un plumaje de misterio

Hay
un plumaje de misterio
posado sobre esa rama
Mientras, la niebla
envuelve al árbol
y este entorno místico
nos hace el gran favor
de no revelarnos todo
-Lo que está más lejos-
Mostrar única, sutilmente,
esto de aquí
y, lo otro,
dejarlo para más tarde

Vuelan las plantas de mis pies
que están llenas de cosquillas

Algunos días
me empuja la ensoñación

No tiene importancia
que la bruma
sea un antifaz
semitransparente,
no verlo todo claro
-Allá lejos-
No tiene importancia

Hay un plumaje de misterio

Y, además,
hay un viento esperanzado
que susurra
mi entusiasmo
como recién estrenado:

“Continúa hacia delante

Yérguete

Sonríe
Camina
Sonríe

Confía en el pájaro.”

Un valiente

Un valiente será el hombre
que se atreva a mirarme a los ojos
y a amarme.

Lo será
o no será ninguno

Porque amarme a mí
no es cosa de cobardes

Lo sé porque yo,
seré muchas cosas
pero no eso

Amarme a mí
no ha sido el camino fácil
sin desvíos
ni cuestas
ni rozaduras
algún tropezón
asaltadores de caminos
no han faltado
pero a todos
les hemos vencido

Aquellos
los que me quieren
los que siempre están
a los que regresar
todas las veces

los que me ven
a quienes no intimidan
mis secretos
mis luces
mis espacios

Ellos, y yo,
somos la prueba
de que amarme a mí
no es cosa de cobardes

es por eso que, será
un milagro
el que me ame
un júbilo
repleto de coraje
ningún niño asustadizo,
no señor,
aunque como nuevo

El hombre que me ame a mí
querrá verme en grande
porque no querrá una niña asustadiza
jamás sumisa
jamás vencida

Será un valiente,
tendrá ojos y brazos.

Lo será,

o no será ninguno.