El espacio,
difuso,
se ha ido derritiendo
en tu memoria
Tú abrazada
al encalado marco
de la puerta,
hincando tus rodillas
hipergrávidas
en el piso y en el pecho
¿Y si no eres dueña del
espacio
que tu cuerpo envuelve?
Poco a poco
consigues
desdoblarte
No conoces
otro olor
que aquel de las
humedades
que avanza
conquistando tus paredes
que no puedes
limpiarte de este rostro
demacrado
por una vida inenarrable
que no puedes
permitirte eliminar
tampoco
despedirte
evadirte
abandonarte
¿Es tu amo
el espacio en el que habitas?
¿Qué ocultaban
los silencios
tras las puertas?
¿Por qué esta vez
no logras levantarte
y el espacio
luce decrépito
y opresivo?
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