sábado, 26 de enero de 2013

libertad


Será la libertad
la llave de oro
en que creemos,
pero que ninguno
ha visto.

La ranura temporal
iridiscente
que se aleja.

La zumaya
que no cesa
en el silencio estrellado
y que se canta.

jueves, 3 de enero de 2013

El Paladar Perdido

Hace varios años decidí hacer oficial mi relación con el lenguaje. Celebrar la misma y reconocerla públicamente. Publiqué un poemario bajo el título de El Paladar Perdido.

Este proyecto vio la luz en formato papel en 2011, pero no me he visto con el entusiasmo necesario como para poder defenderlo hasta ahora.

Es un poemario intimista y sencillo.

Pretende llegar, tocar y conectar con un lenguaje casi hablado.

Mi editorial, Ediciones Antígona, me ha comunicado que han decidido cambiar de Distribuidora, por lo que me invitan a hacer como autora, un pequeño esfuerzo para la difusión de la obra, ahora que han doblado sus esfuerzos por dar presencia a nuestros ejemplares tanto en las librerías físicas, así como en formato e-book y plataformas de venta on-line.

Para conseguir un ejemplar -que os aseguro disfrutaréis, y que con todo cariño os dedicaré- tenéis las siguientes opciones:

- La Casa del Libro.
- Librería de El Corte Inglés.
- Cualquiera de la mayoría de librerías de Letras de Madrid.
- A través de internet en cualquier plataforma como amazon.es. (Simplemente escribe en Google "Piedad García-Murga El Paladar Perdido" y saldrán miles de opciones).
- O bien contactando conmigo personalmente, yo tengo ejemplares que la editorial me brinda con el fin de recuperar la inversión inicial.

Y por si os fuera de interés, aquí os dejo un fragmento del Prólogo (mucho mejor que los poemas que lo suceden), que me hincha el pecho como un pavo real:


¿Se puede contar poco y contar mucho a la vez? Yo creo que sí. Se puede contar poco y decir mucho, por ejemplo. Se pueden decir muchas cosas, contándolas con cuentagotas o, si hablamos de poesía, con la claridad y la brevedad que destilan los versos de El paladar perdido. No puedo imaginarme con barroquismos una poesía como esta, que habla de la traumática pérdida de la inocencia, del calambre que da a veces el contacto con el otro y la conmoción posterior: ¿no era la carne tibia?, ¿qué engaño es este? Es algo tan común... qué sentido tiene usar para ello un lenguaje que no sea el del habla, dotado de la gravedad que solo el verso breve tiene. Porque, qué duda cabe, el verso largo solo sirve para preparar el flechazo que supone el verso corto, es un tensar el arco, una espera dramática que, si se alarga demasiado, se puede volver inútil. La concentración es una cualidad, ya lo sabían los imagistas. Los versos de Piedad son flechazos en ese sentido, y hieren, pero a veces saben a fresa. 
          Por Borja Menéndez Díaz-Jorge



Muchísimas gracias por vuestras visitas a este blog y por vuestro afecto. Ante todo soy una persona y lo que me nutre es vivir y compartir experiencias.