Fragmentada se derrama
la luz por la ventana
se vierte encima de un tablero
la mesa
regada de manzanas y de cosas
el desorden reina aquí
sobre la silla y su respaldo
es la joroba de cien puertas a lo ajeno
mis pieles todas están
amontonadas
de arrugas -
la luz del sol
paciente
no las ha tocado todavía
las flores del huerto
salpicadas de poesía
penden de un codo robusto y elevado
se hallan cubiertas
por la vívida sorpresa
entre las llamas
el fuego las observa inofensivo
el peligro sabe bien
que hasta el delirio tiene Diosas:
las flores son
al cielo
lo prohibido -
Sagradas
a sus lenguas encendidas.
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