Echar en cara
es una
mezquindad
que alivia mucho.
Mucho más
lo haría
si fuera
algo así
como una agresión
física fehaciente…
Sin embargo
me conformo
con cagarme
sobre, por y encima
de tu estampa
-mentalmente-,
¡Qué correcto todo!
Me imagino…
Reprochándote
qué cruel y
despiadado gesto
abandonarme
después de consumir
-de la nevera-
¡Todos los Yogures
de mi balda!
Que ojalá,
yo hubiera
previsto ese
apetito….
Y hubiera podido
entonces
comérmelos corriendo,
O no, no,
mucho mejor:
echártelos
todos
en (la) cara.
No hay comentarios:
Publicar un comentario