Luchamos
contra
la
intempestiva
impaciencia
del
deseo.
Ese
picor
hermoso
y lascivo.
-Que
se
escurre-
como
engullendo
hacia
adentro
Conteniendo
el
impulso
prorrogando
el
orgasmo,
apretando
los
músculos
encajándose
abajo.
Basculando
la
pelvis.
Un
contra-camello
infinito
barriendo
el placer
hacia
el centro mismo
agarrarlo
turgente
amordazarlo
despierto
sofocar
su resuello
hasta
que podamos
por
fin
dejarlo
suelto.
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