jueves, 4 de marzo de 2021

*Como un enjambre de meteoros*












Me dispongo a anochecer
como un enjambre de meteoros
el Amor se aproxima,
- ¿a qué velocidad? -
El alma tiembla.
El planeta, el cielo, mi piel... se agitan
y convulsiona emocionada
el agua en el Espacio.
Puede que esta vez no haya que temer,
que el fenómeno no tenga
un catastrófico impacto.
Puede que todas las abejas cosmonautas
exploten antes de alcanzar
la capa más sensible,
- toda esta superficie
de la Tierra Roja. -
“Una señal del cielo” lo llaman;
llamémoslo:
“catarata interestelar”,
“panal rocoso”,
“miel dispar/ata/da”.
Al fin y al cabo,
hecha está por seres que
potencialmente
pudieran clavársenos.
Y, sin embargo… no todas.
Es una extraña maldición que nos persigue,
esta costumbre de morir
haciendo daño.
No todas pican.
Recuerdo que no todas.
Y por este motivo,
puede que
- solo por esta vez -
no tengamos nada que temer.

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