domingo, 29 de noviembre de 2009

cuento de miedo

Érase una
única vez
un hermoso
sentimiento
desconocido.
Posó sus
entrañas,
delicadamente
y con aplomo,
en el umbral
de mi puerta.

Como un ruiseñor
exhausto y
de su voz
herido, posado en
el quicio
de una balconada
o en la rama
cubierta de rocío.

Sin embargo,
entonces,
le dio
por pensar
y creyó que
yo tendría
la casa muy
Sucia, y
consideró,
por su parte que
Él mismo
tendría
demasiado
trabajo pendiente
con sus otros
sentimientos.
Así que, no supo
si tocar a
la puerta
y llamarme o no.
Percibí su
caricia sutil
y su apasionado
Miedo.
Mas cuando le di
la bienvenida
ya nunca
estuvo allí...
Y no le he
vuelto a ver
rondar de nuevo
aquél nido.

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