lunes, 30 de septiembre de 2013

este mensaje


Aprieto tu mano,
sostengo tu palma
con fuerza

y te emito
pulsiones
en código morse.

Te cuento
lo duro
que fue para mí,

te explico
-sencillamente-
que a mí también
me asustas,

te ruego
que no me sueltes
la mano,

al menos
no 
todavía.

Te pido que sea,
con todo,
un instante.

Y te regalo algo
que nunca di a nadie.

Parece mentira
que puedas
recibir
y devolverme
este mensaje.

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