lunes, 29 de enero de 2018

una y mil veces

“Cuéntame cómo pasó”
me pedías una y mil veces
con la voz medio quebrada

tú siempre mirabas dentro
yo solía hablar poco

miraba por la ventana
escudriñando pequeñas gotas
posadas en las hojas de los árboles

esas que se caen

y crujen cuando las pisan
chapotean en los charcos
son apartadas con un rastrillo
son apiladas en secos montones
como anónimas caídas
y se ahogan en el fango,
despedazadas, bajo las botas de lluvia

yo pensaba ¿qué será de las gotas
cuando esas hojas
no puedan contenerlas?

Me caí
me caí de un árbol
ya no estuve sostenida en brazos
de ese roble inamovible

-dejé de estar más cerca del cielo que del suelo-

como una hoja descolorida seca
me caí
no podía respirar
me sumí en el fango
me arrastraron
me barrieron del camino

me quebré como tu voz
cuando una bota oscura
me pisoteó

una y mil veces

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