Camino lastimosa
y pesadamente
escondo mi respiración
ahogo
este suspiro movedizo
que va invadiendo mi pecho
y conquista
todo el hueco en el espacio
me deslavazo
y
- aunque
con cuidado-
arrastro mi dolor
como una jauría de latas
atadas a un cordel
haciendo un ruido insoportable
dañando irreparablemente
algún hueso
del oído interno
de quienes
se detienen a escuchar
esta historia mía circular
y recurrente
las víctimas
cada vez menos culpables
más ilesas
tremendamente cómplices
igualmente responsables
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